22 de septiembre de 2010

Jorge Michel Grau: “Esta película pretende ser un espejo para que el espectador encuentre su propio reflejo y reflexione acerca de él”

Somos lo que hay es una película impactante tanto visual como moralmente. No en vano, el argumento del cineasta mexicano Jorge Michel Grau, contiene buenas dosis de trasgresión y violencia, amparada en una temática tan poderosa como el canibalismo, rito experimentado desde el seno de una familia mexicana convencida de su condición de consumidores de carne humana.

Graduado con Mención Honorífica del Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC) en la especialidad de Dirección Cinematográfica, Jorge Michel Grau (1973) inicia su carrera como director realizando cortometrajes como Ya ni Pedro Pablo, Kaliman, Mi hermano y Más bonita que tú. Su primer largometraje Somos lo que hay -presentado en la Quincena de Realizadores del Festival de Cine de Cannes 2010- ha llamado profundamente la atención de la crítica especializada debido a su crudeza y particular visión de la sociedad actual. Ad portas de su estreno en México -programado para fines de octubre- hablamos con Jorge Michel Grau quien por estos días presenta la cinta en variados festivales internacionales cosechando sus primeros éxitos.

Jorge, “Somos lo que hay” es tu ópera prima, ¿cómo nace esta historia y qué mensaje quieres transmitir a través de ella?

“Somos lo que hay” pertenece al proyecto de óperas primas del Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC), concurso para egresados que se realiza cada año. Me titulé en 2007 con la idea fija de participar en el certamen. Mi necesidad narrativa giraba alrededor de la familia y su disfuncionalidad, la frivolización de las relaciones interpersonales y, claro, una mirada a los sucesos cotidianos de mi ciudad. Así que busqué una historia donde pudiera acercarme a uno de estos tópicos. Encontré una obra de teatro llamada “Yamaha 300″, que funcionaba muy bien para mis necesidades; pero me fueron negados los derechos para poder adaptarla. Así, recurrí a mis guiones pasados y reencontré un cuento sobre canibalismo que había escrito mucho tiempo antes.

Y de qué se trataba el cuento…

Hablaba sobre una familia que resistía un holocausto y tenían que sobrevivir a través del canibalismo, la forma ideal para acercarme a mi discurso… a mis obsesiones.

Personalmente, ¿qué te atrajo del canibalismo y de la violencia como imagen y rito?

El hombre es el depredador del hombre y la pérdida del tejido social viene directamente de la descomposición familiar. La historia, me daba una gran ventaja, hablar de lo que siempre había querido en pantalla y presentarlo a mi manera: en el contexto de un relato de horror y violencia, un drama familiar.

La antropofagia era para tus fines una metáfora perfecta y también un concepto muy representativo de lo que ocurre hoy en el mundo ¿no crees?

Así es. Nos comemos unos a otros en la calle, en la supervivencia diaria; las relaciones en la calle con el “otro” son cada vez más a la defensiva, lo que nos hace más brutales. La violencia me permea, la violencia es tan cotidiana en mi vida, que mi discurso la tiene como medio. Por ejemplo, el 8 del 9 del 10, día de la buena suerte, entraron dos hombres armados al palacio municipal de un municipio del estado de San Luis Potosí, preguntaron por el Presidente Municipal y lo acribillaron en su propia oficina.

Existen casos de canibalismo muy conocidos en México como los protagonizados por Gumaro de Dios y José Luis Calva. Podrías contarnos, ¿qué tipo de investigación formal realizaste para escribir el guión?

Durante el proceso de escritura investigué historias de canibalismo ritual que se llevan a cabo en África y Sudamérica, así como casos en grandes ciudades. No sólo el de Calva Zepeda conocido como “El caníbal de la Guerrero” -que asesinó y se comió parte del cuerpo de su novia- sino el del Sitio de Leningrado en 1941; el de Armin Meiwes “El Caníbal de Rotemburgo”, los Sobrevivientes de los Andes, el relato del Come-Gente Dorángel Vargas de Venezuela, el aterrador Jeffrey Dahmer “El Carnicero de Milwaukee” y Andrei Chikatilo el “Hannibal Lecter soviético”, entre otros…

Si históricamente es una tema tan recurrente, ¿por qué se habla tan poco de él?

La sociedad evade el tema del canibalismo ya que es sin duda uno de los tabús por antonomasia. En México se le prestó poca atención al caníbal de la Guerrero; ¡qué decir de Gumaro de Dios que apenas tuvo una mención en los medios.! Sí, parece broma, pero esos casos son más conocidos en el extranjero que acá mismo.

¿Piensas que las historias de Gumaro o Jeffrey Dahmer son consecuencia de una continua degradación social y familiar?

Durante la investigación leí “Caliban ante la antropofagia” de Roberto Fernández Retamar, “Manifiesto Antropófago” de Oswald de Andrade, “Of Cannnibals” de Michel Eyquem de Montaigne, “Butchering the Human Carcass for Human Consumption” de Bob Arson, “L’ordre cannibale. Vie et mort de la médecine” de Jacques Attali, “An 1000 an 2000, sur les trances de nos peurs” de Georges Duby y por último “La part obscure de nous-mêmes” de Élisabeth Roudinesco. La lectura me permitió entender los procesos por los cuales una sociedad permite o provoca estas desviaciones. Además de otorgar a cada actor herramientas para su interpretación, logramos darle verosimilitud a un hecho que nos parecería ajeno. La descomposición social empuja dichas desviaciones pero no es la principal raíz del problema, en muchos de los casos, el abandono y maltrato familiar están íntimamente ligados a este fenómeno; así, la hipótesis de la película toma una dimensión enorme, la disfunción o desintegración familiar es la que provoca la descomposición social y por ende, la de sus integrantes.

“Somos lo que hay”, ¿es un retrato de la realidad mexicana actual?

Tal vez no un fiel retrato, pero sí un acercamiento a la pérdida de valores cívicos; la autoridad corrompida y coludida la mayoría de las veces con los delincuentes. La ineficacia de las instituciones por el bien común. La proliferación de las tribus urbanas defendiendo sus territorios, sus ideologías; ahora, en la calle, si no perteneces a una tribu estás desprotegido. Creo que en ese sentido la película refleja la dinámica social que se está dando en la Ciudad de México. La disfuncionalidad familiar es, en un alto porcentaje, la dinámica actual. Al final, esta película pretende ser un espejo para que el espectador encuentre su propio reflejo y reflexione acerca de él.

Hablemos un poco sobre el proceso de casting, ¿cómo encontraste a tu elenco y qué tipo de labor conjunta realizaron una vez seleccionados los actores?

El casting fue agotador, buscamos en escuelas de teatro, talleres, montajes y producciones audiovisuales para encontrar a los tres actores que interpretarían a los hermanos. Cuando terminamos este proceso nos avocamos a encontrar a la actriz que interpretaría a la madre. Después nos sentamos durante un mes y medio a analizar y hacer un exhaustivo trabajo de mesa donde acabamos de construir a los personajes. Durante ese proceso, les di a los actores la investigación que había hecho acerca de canibalismo y sectas religiosas, hicimos lecturas y estudios. Tuvimos largas sesiones de cine y ejercicios de campo como por ejemplo visitar morgues, ver autopsias e ir a mataderos de reses y cerdos. Nos asesoramos con una nutrióloga para entender el metabolismo de una persona que podría alimentarse de carne humana; entrenamos el manejo de utensilios de carnicero y armas punzo cortantes. Al final, las dos últimas semanas de preparación antes de rodar, hicimos un ejercicio de aislamiento donde los actores sólo tenían contacto conmigo. La relación con ellos fue muy cercana y dolorosa, al sufrir la muerte de Alan Chávez pocas semanas después de terminada la filmación. El estrés y el desgaste emocional para el trabajo de interpretación nos hicieron muy unidos.

Existen muchos mitos respecto al manejo de la carne en el rodaje, ¿cuál dirías que fue la escena más difícil de grabar?

En realidad fueron varias muy complicadas y no por su contenido sino por la logística o dinámica de filmación, ya que gran parte del rodaje se realizó de noche y otro tanto encerrados en un foro donde se construyó la casa. Pero, la escena más complicada fue, sin duda, la secuencia donde reciben la noticia del fallecimiento del padre. Muy desgastante emocionalmente para los actores. Las tres peleas fueron coreografiadas previamente y ensayadas con lujo de detalle, sin embargo, en set son muy complejas de llevar a cabo. Afortunadamente estoy contento con el resultado final de esas escenas.

La cinta ha sido presentada en variados festivales en París, Japón, Helsinki y próximamente será exhibida en el New York Film Festival ¿qué tienes en mente para el resto del 2010?

Estoy preparando un guión para un largometraje que pretendo comenzar a filmar el año que entra si consigo financiamiento.

Por último, ¿qué recomiendas ver en cuanto a cine sudamericano?

Tengo un vínculo emotivo con Argentina pues tengo muchos amigos allá. El cine brasileño me gusta bastante como A alegría de Felipe Bragança y Marina Meliande. Conozco mucha producción sudamericana tanto colombiana, argentina y brasileña pero nunca he tenido la oportunidad de trabajar allá o vincular mis proyectos en esa área; soy un enamorado de crear proyectos conjuntos así que espero poder tener uno pronto.

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