"Lo peor de todo allí en la granja era sentirme tan condenádamente ignorante, no tener palabras ni ideas para explicarme a mí misma. El sentimiento de soledad, el aislamiento, es lo más duro de explicar acerca de la niña que fui en esa granja. El mundo estaba en todas partes, granjas y bosques, pero no saber nada era lo que más me molestaba. Alrededor de mí a la gente parecía no importarle, no querían mas que comer y dormir y fornicar. Pero el hecho de existir y de desear me afectaba mucho y no tenía gran cosa para explicarme lo que había allá afuera, más allá de la vereda. Solo los cruces de carreteras llenos de lodo, el almacén y el correo ... Lo que me hacía diferente de esos palurdos ordinarios era la idea de que del otro lado del cerro y más allá de los graneros sin pintar, del sucio camino, polvoriento en verano, lodoso en la temporada de lluvias, había otro mundo."
Nell Kimball
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