19 de septiembre de 2011

El castillo de la antropofagia por Germán Tesse

El segundo fin de semana del mes de septiembre quizás no incluyó en la cartelera local el estreno nacional de la controvertida cinta de Gerardo Naranjo “Miss Bala”, pero sí otro filme mexicano exhibido en Cannes.

Este correspondió a “Somos lo que Hay”, ópera prima del cineasta Jorge Michel Grau quien junto a la cinta del actor Diego Luna (“Abel”) y del ganador al premio de la Cámara de Oro durante el mismo certamen cinematográfico, Michael Rowe con “Año Bisiesto” dieron una digna competencia contra películas de todo el mundo en su edición 2010 como lo hiciera la mencionada cinta de Gerardo Naranjo en mayo de este año.

Y es que si “Año Bisiesto” es un homenaje al controversial y clásico de los años 70 “El Imperio de los Sentidos” (Nagisa Oshima, 1976), “Somos lo que Hay” bien podría decirse que es el equivalente a otro clásico de aquella década pero del cine mexicano: “El Castillo de la Pureza” (Arturo Ripstein, 1972), pero en este caso más bien sería “El Castillo de la Antropofagia” debido a que aquí la familia protagonista es presa del encierro al que está sometida por el patriarca de la misma pero además del canibalismo.

Precisamente, “Somos lo que Hay” inicia con un muy desconcertante prólogo en el que el mencionado patriarca de una familia del corazón del Distrito Federal sufre un ataque mortal mientras deambula en un desolado centro comercial en donde se queda prendado durante unos minutos frente a un aparador con maniquíes de figuras femeninas antes de caer al suelo luego de una serie de convulsiones.

Acto seguido, nos enteramos que sus dos hijos varones, Alfredo (Francisco Barreiro) y Julián (el desaparecido Alan Chávez) se ven forzados a salir a vender a un puesto ambulante su mercancía porque tanto ellos como la mamá (Carmen Beato) y la hija (Paulina Gaitán) asumen que el padre “se ha ido de putas como acostumbra” para que finalmente les informen del inesperado deceso.

De lo que justo en ese momento también se entera el espectador es que el patriarca no sólo era el único que salía al exterior a ganarse con la venta ambulante el sustento diario sino que, contrario a lo que se pudiera pensar, las prostitutas a las que iba a buscar no eran precisamente para satisfacer deseos sexuales sino más bien para que sirvieran como alimento para su familia de antropófagos que ultimaban a estas mujeres para comérselas luego de someterlas a un ritual y a falta ahora del patriarca uno de los miembros de la misma se tendrá que asumirse como el responsable de seguir esa “tradición”.

Con una crudeza que ha caracterizado al cine mexicano de la última década, pero aquí ampliamente justificada por la temática que toca, “Somos lo que Hay” no se remite a un caso en específico de la vida real como lo hizo “El Castillo de la Pureza”, pero estremece al espectador por no desligarse por completo de una realidad que ha superado la ficción en nuestro país, misma que incluye la corrupción policiaca en medio de la guerra contra la delincuencia representada por el personaje de Jorge Zárate combinada con un humor negro que incluye un guiño muy directo al personaje que hizo Daniel Giménez Cacho en la ópera prima de Guillermo del Toro “Cronos”, en 1992.

No se la pierda.

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